Si, pero no magia de Miguel Ángel Asturias
Sí, pero no magia
Las aves vuelan enloquecidas,
sin saber a dónde dirigirse…
Los vientos desatinados
tropiezan con el mar y lo desatan…
Hay árboles andando.
Árboles nuevos
llevados por las aguas.
Piedras andando.
Reflejos de futuras ciudades
llevadas por las aguas.
Que no hay música?
De eso te quejas, Cazador del Aire?
El sensontle solo es toda la música.
Son doscientas voces en una garganta.
Cristales, maderas, metales y cuerdas…
¿Y el guardabarranca de timbre de oboe
y las flautas dobles, y las flautas triples
de turpiales, pitos, jilgueros, calandrias,
y el entrechocarse de los troncos huecos,
y el caracol de agua, y el tun-tun del viento
en las grandes ceibas de algodón de trueno…?
…música sí,
pero no magia…
Que no hay poesía?
De eso te quejas, Cazador del Aire?
La poesía oculta, sin palabras canta.
Es la flor del cactus, si la ven las flechas,
la flor del amatle, si la ven los ciegos
y la flor abstracta, si la ven los ceros
con ojos redondos… Trescientosmil ojos
de ceros redondos… Trescientosmil años…
¿Quieres más poesía, Cazador del Aire?
La de los sonidos en el viento canta.
Pirotecnia alada de periquerías…
Algaradas, gritos, chillidos y pausas
de asombro… silencios también resonantes.
Y el palabrerío de ranas y monos…
Monos silbadores de sílabas ¡salve!
por los monosílabos y onomatopeyas
de huellas elásticas… semillas
de la grita infinita, la poesía…
…poesía sí,
pero no magia…
Que no hay pintura?
De eso te quejas, Cazador del Aire?
Y las guacamayas, en las que batallan
colores que gritan todos los colores,
verdes recién verdes, salidos de verdes más verdes,
con los amarillos, los más amarillos de los amarillos
y los rojos rojos, los más rojos rojos de todos los rojos,
todo el arcoiris en lucha violenta, intensa, sin tregua,
claras amatistas y zafiros hondos, relámpagos blancos,
morados, violetas, lilas, rosicleres…
Y los azulejos, en los que batallan
azules que gritan todos los azules,
azules de pavos azules y aún más azules,
azules de lagos azules…
Y las grandes chorchas, en las que batallan
incendios que vuelan, todos los incendios,
todos los colores del fuego en sus plumas,
las llamas, las brasas, los soles del rayo.
Y el pájaro negro, en el que combaten
tinieblas que gritan, lutos que batallan,
toda la negrura de la miel de morro,
la negrura toda embriaguez de sueño
de fruto apagado.
Y los chupamieles de azafrán herido
y el ánade duende de aguarena en plumas
del celeste al oro… ¿Quieres más pintura,
Cazador del Aire?… Y la joya-sangre
del pájaro rojo y la pluma-carne
de las garzas rosas… ¿Quieres más pintura,
Cazador del Aire?… Los pintamarillos,
pájaros de yema de huevo de luna,
y las mariposas, linaje de orquídeas,
mosaicos que vuelan… ¿Quieres más pintura,
Cazador del Aire?…
…pintura sí,
pero no magia…
Que no hay escultura?
De eso te quejas, Cazador del Aire?
Y los peñascales, superficies y agua,
apenas pulidos, pero ya en remojo
frente al mar que esculpe figuras de nieblas,
fetiches de algas, monstruos, caracolas,
caballos marinos, todo en movimiento…
Y los altos rostros de las cordilleras,
perfiles, efigies, monedas de astros…
Escultura en piedra, en médanos, nubes…
…escultura sí,
pero no magia…
¿Y los jicareros que visten la noche
de tatuajes de oro de todos colores?
¿Y el celaje-pluma? Te hablan los plumistas…
¿Y el joyel del viento? Te hablan los orfebres…
¡Te hablan los celajes, Cazador del Aire!
¡Te hablan los joyeles, Cazador del Aire!
Miguel Ángel Asturias
Lee el poema: Hugo Cuevas-Mohr - Escucha el podcast de Poemas Sueltos sobre este poema y la vida y obra de Miguel Ángel Asturias.